
De este grupo, Marulanda es uno de los que más tiempo estuvo en cautiverio, pues fue secuestrado por las FARC el 3 de marzo de 1998 en un ataque a una base militar en el sur del país. Betancourt fue secuestrada en febrero del 2002, mientras que los 3 estadounidenses cayeron cautivos en marzo del año siguiente. Cuando Betancourt fue secuestrada cubrió las primeras planas y suscitó atracción mundial. Los numerosos intentos fallidos de rescatarla por parte de Francia y otros países europeos, los que planteaban una operación de canje de prisioneros de las FARC a cambio de los rehenes, o simplemente la liberación de estos últimos por razones humanitarias, fueron por de más infructuosos.
El ejército colombiano planeó el audaz rescate utilizando las ingeniosas ideas de la guerrilla colombiana. Desde fines del año pasado comenzó a aplicar una nueva estrategia de “cerco humanitario”, que consistía en acercárseles todo lo posible a los secuestrados, tanto físicamente como con instrumentos de inteligencia y comunicaciones. Las pruebas de supervivencia, incautadas por el gobierno en noviembre del año pasado, sirvieron para que los expertos de inteligencia militar pudieran estudiar donde estaban los secuestrados, como era su entorno y empezaron a seguirles la pista. Se dieron cuenta que era mejor negociar con los carceleros (guerrilleros encargados de cuidar a los secuestrados) antes que con los jefes de las FARC.
De este modo tomaron contacto con alias “César” y otro guerrillero de su frente. El apoyo de la tecnología y el Know How israelí fue fundamental para realizar el trabajo de espionaje electrónico. Tres semanas atrás ya tenían localizados a Ingrid y a los 3 estadounidenses, entonces empezaron a pensar como se realizaría la operación. Fue cuando se les ocurrió utilizar la trampa que las FARC habían usado para secuestrar a los diputados de la Asamblea del Valle (secuestrados por miembros de las FARC haciéndose pasar por policías, en pleno centro de Cali). Ya con todo en mente, se inició la Operación Jaque. Se logró convencer a “César” de que era necesario reunirlos a todos en un solo sitio para trasladarlos juntos al sur del país.
Los secuestrados fueron llevados a un lugar sobre el río Apaporis, entre Guaviare y Vaupés, donde serían recogidos por un helicóptero contratado. “llegaron unos helicópteros blancos y de pronto se asomaron unas personas totalmente surrealistas,…. nos subieron esposados y eso fue muy humillante”, dijo Betancourt. Los tripulantes del helicóptero llevaban camisetas con la imagen del Che Guevara y hablaban con confianza con los guerrilleros. “Eran toscos como siempre fue la guerrilla con nosotros”. La osadía de la operación llegó hasta el punto de convencer a “César” de que era necesario que él y uno de sus lugartenientes viajaran en el helicóptero para entregar a los secuestrados a su jefe, Alfonso Cano, máximo comandante de las FARC.

Ya no volverían a un campamento guerrillero, sino a la base militar del ejército en San José del Guaviare. Betancourt calificó de “operación perfecta” la efectuada por el ejército colombiano, además pidió que no se ajusticie a los guerrilleros que quedaron en la selva, “No es culpa de ellos, no había nada que hacer“. “La ilusión de servir a Colombia desde la presidencia, sólo Dios sabe”, fueron algunas de las respuestas en una rueda de prensa improvisada en la base militar de Catam. Ingrid Betancourt trató de escapar 5 veces de los guerrilleros, cuando la atraparon, decidieron encadenarla a un árbol y quitarle las botas. “La vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo”.
“Trato de guardar silencio, hablo lo menos posible para evitar problemas, la presencia de una mujer entre tantos prisioneros que llevan entre 8 y 10 años cautivos es un problema. Estoy mal físicamente, no he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades”, diría Betancourt en una carta dirigida a su madre. De la vibrante candidata para las elecciones del 2002, Betancourt pasó a ser la imagen de un fantasma, irreconocible en el video divulgado en noviembre del 2007, envuelta en ropas viejas, el pelo largo hasta la cintura, pálida y delgadísima. Betancourt realizó sus estudios de ciencias políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París, se casó con su compañero de aula, el diplomático francés fabrice Delloye, padre de sus dos hijos, Melanie y Lorenzo.

REFLEXIONES
Las FARC, cuyas siglas son Fuerzas Revolucionarias de Colombia, es un zángano que desde su aparición ha costado la vida de cientos de personas inocentes. Las FARC poco a poco van perdiendo la posibilidad de seguir haciendo chantaje político en base a los rehenes, además pasan por un momento de gran debilidad marcado por la muerte de Marulanda y de Reyes, es decir, de quien fuera su líder máximo por 40 años y también de su posible sucesor. Esto, sumado a las numerosas bajas y deserciones registradas en sus filas, han hecho que Alfonso Cano busque iniciar una negociación de paz dado el posible final de la “revolución”. El narcotráfico y el secuestro han sido las únicas armas de las FARC, aparte de los fusiles, para tratar de subsistir en medio de la inhóspita selva.
Lo enigmático es que siempre estos grupos guerrilleros buscan cambiar la realidad de su país a través de su lucha, pero solo consiguen crear más caos, muerte y destrucción, llevándose la vida de mucha gente en sus batallas estúpidas y sin sentido. Ganarían más generando opinión pública con un movimiento o partido político, de este modo – realmente – podrían hacerse escuchar y poner en práctica su filosofía de vida y de lucha. En Latinoamérica nos estamos dando cuenta que nada podemos hacer separados los unos de los otros, sólo la cooperación, el trabajo en equipo, la convergencia de ideas y la misma óptica de desarrollo pueden sacar adelante a una nación, siempre amparados estos en los derechos a la vida, la libertad y la propiedad privada.
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